Clínica Dental Palacio de las Artes

¿Es bueno mascar chicle?




Más allá del gusto, mascar chicle sin azúcar puede ayudar a la salud bucal, aunque también hay que tener cuidado con su consumo excesivo.Hay personas que no pueden vivir sin mascar, al menos una vez por día, una tableta de chicle. Para otras, ese movimiento continuo de las mandíbulas está cerca del mal gusto, y ni hablar si por accidente se hace con la boca abierta.
El chicle con azúcar pasó sus años de gloria, pero el sin azúcar se mantiene como una opción que puede mejorar la salud bucal. Pero siempre y cuando que se consuma con moderación (y con discreción, por favor).En realidad el chicle no realiza ningún milagro, sino que es una excusa para la acción de mascar, que es lo que beneficia a los dientes y las encías por la generación de saliva.

Los efectos benéficos de la saliva

Esta acción ayuda a limpiar la boca de restos de alimentos y azúcares, neutralizar ácidos de la placa y sirve para estimular la remineralización. Estos factores sirven para reducir la incidencia de caries.Cabe recordar que la saliva, además de la limpieza bucal, contiene los mismos minerales que tienen los dientes, como el bicarbonato, el calcio y el fosfato. “Por un lado, el bicarbonato contribuye a neutralizar los ácidos y subir el nivel de pH de la placa, mientras que el calcio y el fosfato contribuyen a remineralizar el esmalte de los dientes”, precisa un estudio de la marca de chicles Orbit.

La clave está en el xilitol

Un punto clave es que el chicle sin azúcar “debe contener xilitol, un edulcorante procedente de la madera del abedul, que no es fermentable por las bacterias cariógenas”, indica el doctor Bruno Baracco, vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Madrid (COEM).La acción de este componente, indica, logra que las bacterias como el estreptoco mutans no puedan metabolizarlo y no se generan los ácidos que desmineralizan los tejidos dentales.“La recomendación de consumir xilitol dentro de caramelos o chicles está plenamente aceptada y se incluye en programas de prevención y manejo de las caries”, precisa Baracco.

A reducir las ganas de comer

Otro punto a favor es que el chicle, al generar saliva, “engañará a nuestro sentido del gusto y sistema digestivo”, indica este miembro del COEM. Según un estudio de la Universidad de Rhode Island, las personas que mastican chicle por la mañana suelen consumir 67 calorías menos durante el almuerzo.
Incluso aventuran que evita distracciones y pensar menos en comida e impide que se estén picando snacks u otros alimentos antes de la hora de comer. Pero es un error tener chicles a mano cada vez que se tenga hambre o usarlo como un método para bajar de peso.



Además, dado que el chicle no es un alimento que se pueda digerir, si este ‘engaño’ se realiza de manera frecuente, la entrada de aire al sistema digestivo y el consumo excesivo de xilitol pueden generar gases, irritación intestinal, acidez, y hasta casos de diarrea por el efecto laxante de uno los componentes que se suele utilizar llamado sorbitol, precisa un estudio de Kauko K. Mäkinen, de la Universidad de Turku, de Finlandia.

Todo es cuestión de dosificarse

Por ello que el consumo de chicle sin azúcar tiene que dosificarse: para que el xilitol alcance su máximo potencial preventivo deberían consumirse 10 gramos por día. Si se trata de calcularlo por tiempo, Baracco indica “no recomendamos masticar chicle durante más de 30 minutos seguidos ni más de 60 minutos al día”. Para ser más precisos, 20 minutos sería la medida ideal.
El acto de masticar chicle –de forma moderada- no perjudica a la mandíbula, diseñada para triturar alimentos más duros que la mayoría de los que integran la dieta humana. Incluso algunos estudios sugieren de que contribuye a un desarrollo adecuado de la musculatura y los huesos de la mitad inferior de la cara.

El riesgo de los chicles con azúcar

Estos efectos benéficos se circunscriben a los chicles sin azúcar. Los que sí tienen azúcar fermentables, como la sacarosa “están totalmente contraindicados” para la salud dental, precisa el miembro del colegio de odontólogos madrileño. Este hidrato de carbono “es el más peligroso”, indica, ya que las bacterias lo transforman muy fácilmente en ácidos, que inician la desmineralización y degradación de los tejidos dentales.



El civismo y los chicles

Por el lado de las conductas de urbanismo, muchos expertos en protocolo sugieren que el masticar chicle en público (con o sin azúcar) no está bien visto, sobre todo si se hace de forma poco discreta. Pero más grave es el coste que tiene limpiar las calles de los pegotes de chicles viejos: sólo en Barcelona, el Ayuntamiento calculó que la tarea implica una erogación de 500.000 euros anuales.

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